
Hace unos días veía la televisión por la noche y de repente alcancé a ver la sombra de lo que parecía ser un zancudo gigantesco, pero justo cuando me aprestaba a matarlo, me di cuenta que en realidad era una pequeña libélula.
Me quedé parado viendo su vuelo, maravillado y recordando que alguna creencia popular dice que son de buena suerte. Más adelante en la pared, había una araña y me di cuenta que la libélula se dirigía hacia ella. Pasó muy cerca, pero no hubo mayor problema, yo imaginé que el insecto alado sería muy grande para los estándares del arácnido (era más pequeño); sin embargo, cuando pasó volando de vuelta, encaminándose hacia la puerta, fue detenido por una invisible trampa de telaraña. Entonces, la araña se acercó e inmediatamente comenzó a amarrar las patas de la paleóptera, que luchó durante varios segundos, hasta que su cazadora le lanzó una mordida mortal en un rápido y certero movimiento. Ya nada se podía hacer.
Y es que mientras la libélula estuvo atrapada y luchaba por escapar, yo pensaba en que podría liberarla e incluso traté de idear como hacerlo sin lastimar a ninguno de los implicados. Pero entonces me di cuenta de que ayudar a uno afectaría al otro. A final de cuentas la araña sólo obedecía a sus necesidades primarias y para ello había trabajado duro y había aguardado con paciencia por quién-sabe cuanto tiempo. Vinieron las preguntas: ¿Por qué dar preferencia a la libélula? ¿Por qué ver a la araña como el ser malévolo, como el asesino?
Si bien era un acto de vida y muerte, estaba muy lejos de tener siquiera un poco que ver con el bien y el mal. Era básicamente un acto de supervivencia, era la consumación de uno de los ciclos más básicos de la existencia... Un proceso que la naturaleza, dios o como quieran llamarle, puso allí por una razón ajena a nuestro entendimiento moralista. Así es, nos hemos acostumbrado a juzgar de manera inmediata y mecánica. Estamos condicionados a pensar que siempre hay un bueno y un malo, pero en realidad hay cosas que simplemente "son". Y ya.
Creo que debemos tratar de ayudar a quien lo necesite, de preocuparnos por el entorno y por el bien común, pero tampoco debemos caer en una obsesión por la intervención. Tal vez sea nuestra necesidad de probar que somos seres superiores gracias a nuestra "conciencia" o "capacidad de razonamiento", puede que también tenga que ver con ganarse la "entrada al cielo" o inclusive sean simplemente sean buenas intenciones; pero debemos aprender que no podemos controlar todo y que además no todo necesita ser controlado.
Finalmente, el mundo es así: Unos seres se alimentan de otros, la competencia es férrea (por territorio, alimento, apareamiento, etc.) y el proceso de la selección natural no se detiene. Eso aplica para todas las especies.
(Pic & text by morris)